Ser negro en Estados Unidos teniendo una discapacidad del aprendizaje
No les voy a mentir... Tarde en decidir si iba a escribir un artículo sobre este importante tema: raza y discapacidades del aprendizaje. No porque no quisiera, sino porque quería asegurarme de hablar desde un lugar de honestidad y no endulzar mis experiencias. También quería asegurarme de que los lectores no se sintieran lastimados u ofendidos por lo que voy que decir. Ser una persona negra en Estados Unidos ya es difícil de por sí por la larga y enraizada historia de racismo sistémico. Al decir racismo sistémico me refiero a las instituciones y relaciones culturales y sociales en nuestra sociedad que crean y mantienen la invisibilización, discriminación y explotación de las personas negras. Dos ejemplos importantes son la brutalidad de nuestro sistema de justicia penal y la falta de igualdad en nuestras escuelas y sistema educativo.
Además del racismo sistémico, tuve que lidiar con una discapacidad del aprendizaje. La carga es muy pesada, pero no tengo la opción de ignorar ni mi raza ni mi diferencia de aprendizaje. Ni tampoco quiero. Quiero hacer lo que pueda para ser parte de la solución. Creo que estoy dando el primer paso al escribir este artículo. Siento que me han dado la oportunidad de expresar mis ideas y publicarlas por una razón, y no quiero desperdiciarla.
Me siento muy orgullosa de ser una mujer negra que tiene una discapacidad del aprendizaje. Orgullosa porque siento que tengo una necesidad y una determinación que otras personas no tienen.
Aunque me siento orgullosa, a menudo ha sido muy difícil. Fue difícil en la escuela recibir las herramientas y adaptaciones necesarias para progresar dentro y fuera del salón de clases. Sin mi madre (una mujer negra y resiliente) siendo tan asertiva, sé que no sería quien soy ni estaría donde estoy hoy. Mi madre no tenía miedo de hacer preguntas incómodas en la escuela, como ¿por qué Atira no está en las clases regulares?
A lo largo de mi formación educativa, hubo momentos en los que noté que los maestros y educadores automáticamente asumían cosas sobre mí. Para decirlo con franqueza, algunos pensaron que yo no era capaz de ser o hacer mucho de nada. Mi experiencia es que cuando tienes una diferencia del aprendizaje, ellos no tienen ni idea de cómo ayudar o simplemente no lo intentan. Y cuando eres una persona negra, creen que eres floja. Ponga estos dos estigmas juntos, y obtendrá lo que a menudo piensan de mí: tonta y vaga. (Qué lejos estaban de la verdad).
Ahora, ¿por qué las personas que han elegido ser educadores tratan a los niños (especialmente a los niños negros) de esta manera? Por ser alguien que ha estado en la escuela durante lo que me parece una eternidad, supongo que las personas no saben cómo enseñar a los niños que piensan y aprenden de manera diferente. Simplemente no están informados ni educados sobre cómo comunicarse con los estudiantes negros. No puedo dejar de señalar que la mayoría de los maestros son mujeres blancas.
Uno de mis dichos favoritos es: “Alza tu voz aunque tiemble”. Dudé en escribir un artículo sobre este tema, pero me alegro de haberlo hecho, aunque esté temblando. Mi esperanza es que las personas se tomen el tiempo de leer con cuidado lo que he escrito con sus mentes y corazones abiertos.
Si hay algo que sé, es que tenemos que ser honestos para poder avanzar. Tenemos que admitir historias como la mía, así como tantas otras historias de otras personas que han enfrentado estigmas raciales. No solo hay que escucharlas, sino también convertir esas historias en acción para que nuestras experiencias no hayan sido en vano. Acción significa corregir, transformar, rendir cuentas y mucho más.
Entonces y solo entonces podremos lograr un cambio real y profundo.