¿Qué es el impuesto del TDAH?
De un vistazo
El impuesto del TDAH es el “costo” que pagan las personas con TDAH por las dificultades que enfrentan a causa de esta condición.
Algunas personas piensan en el impuesto del TDAH como el costo emocional del TDAH.
Pero el impuesto del TDAH también puede ser un monto de dinero que pagan las personas con TDAH como resultado de las dificultades causadas por esta condición.
“Las facturas de la universidad han sido lo más costoso de mi impuesto del TDAH”. Eso es lo que dijo Tony Tran en un episodio del podcast ADHD Aha! (en inglés) del cual soy la presentadora. Se inscribía en cursos y los abandonaba, o no entregaba las tareas y reprobaba las asignaturas. Como resultado, estuvo un año adicional en la universidad, lo que le costó tiempo y dinero: el impuesto del TDAH.
El impuesto del TDAH se refiere al esfuerzo, los recursos y el tiempo adicionales que las personas con TDAH dedican a labores que puede que sean más sencillas para otras personas. No es un impuesto real que las personas tengan que pagar, pero puede costar dinero. El impuesto del TDAH puede ser literalmente el precio que las personas con TDAH pagamos como resultado de las decisiones que tomamos. También se puede referir a un costo emocional, como la vergüenza que puede surgir por las dificultades causadas por el TDAH.
Quiero hablar de ambos costos.
El costo monetario del TDAH
Las personas con TDAH son más propensas a tener problemas económicos debido a su impulsividad y a las dificultades para planificar. Algunas tienen el hábito de comprar de manera compulsiva cosas que no necesitan. Otras creen que están gastando menos dinero de lo que realmente están gastando.
Este es un ejemplo de mi propia vida.
Mi meta durante un verano era organizar la ropa de invierno de mis hijos que estaba guardada en unas cajas. El verano se convirtió en otoño, y de repente era invierno otra vez. Me apresuré a comprar abrigos de invierno para mis hijos, pensando que no tenían ninguno que les sirviera. Llegaron los abrigos nuevos. Entonces me di cuenta de que el año anterior les había comprado abrigos una talla más grande para que les sirvieran por más tiempo. Ahora tenía dos abrigos que no necesitaba. Además, no los podía regresar porque los había comprado en rebaja. Así que terminé donándolos.
En este caso, la postergación, la dificultad para organizarme y mis olvidos me costaron alrededor de 150 dólares. Este es un ejemplo típico del impuesto del TDAH.
Este es otro ejemplo que una amiga me contó. La hija de mi amiga, una joven con TDAH, recientemente se fue de casa para vivir por su cuenta. Pero este cambio ha sido difícil debido a sus desafíos con la función ejecutiva.
Por ejemplo, su hija seguía postergando su visita al dentista, pensando que todo estaría bien (pensamiento ilusorio del TDAH). Cuando finalmente fue, le dijeron que tenía varios problemas dentales que le habrían costado cientos de dólares menos si los hubiera tratado antes. Terminó costándole alrededor de 1.200 dólares que el dentista le permitió pagar a plazos.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo las personas con TDAH pueden malgastar el dinero o gastar en exceso. Pero hay muchos otros, como cambiar de pasatiempo rápidamente. De repente uno se apasiona por un pasatiempo o una habilidad nueva. Compra todas las herramientas necesarias, pero pronto pierde el interés y se apasiona por otro hobby.
Otro ejemplo es olvidarse de pagar las cuentas a tiempo. Esto puede crear problemas financieros, como sanciones administrativas y afectar su historial crediticio. También puede causar tensión en las relaciones con familiares, amigos y seres queridos.
El costo emocional del TDAH
El impuesto del TDAH no solo tiene un costo monetario. También puede significar costos emocionales, tanto para niños como para adultos.
Es común que las personas con TDAH tengan baja autoestima. De hecho, en mis conversaciones con personas que tienen TDAH he notado que es común pensar cosas negativas sobre uno mismo. Casi todos los invitados con los que hablo tienen su propia versión. Esta es una lista breve de las formas en que escucho que los invitados se describen a sí mismos:
“Perezoso”
“Vago”
“Un completo desastre”
“Despistado”
Una invitada al pódcast ADHD Aha! habló de la “vergüenza por el desorden”, especialmente en las mujeres con TDAH. Cuando nos cuesta hacer algo que parece que debería ser fácil, como la limpieza, puede que sintamos que somos inherentemente defectuosos.
La dificultad para controlar las emociones suele ser una parte importante del TDAH. Una vez que empezamos a pensar en cosas negativas, puede ser difícil dejar de creerlas. Se magnifica y nos genera mucha vergüenza, culpa y ansiedad.
Sugerencias para reducir el costo del impuesto del TDAH
Entender el impuesto del TDAH es un buen primer paso. Puede ayudarlo a identificar dónde se están generando esos costos en su vida, y a encontrar soluciones que funcionen para usted.
Estas son algunas estrategias que me ayudan con el costo económico del impuesto del TDAH :
Hacer listas de compras: Haga una lista de lo que necesita antes de ir al mercado. Lo que más me gusta de esto es que me obliga a hacer un inventario de lo que tengo. (“Oh, ya tengo dos latas de frijoles negros”). De esa manera no compro de más. Y si la tienda lo permite, recoja su pedido en el mercado para evitar las compras impulsivas en persona.
Déjelo en su carrito de compras en línea. Las compras en línea facilitan no hacer compras impulsivas. Me ayuda dejar los productos en el carrito hasta el día siguiente. Así reconsidero lo que seleccioné. La mayoría de las veces me doy cuenta de que no lo necesito ni lo quiero.
Lleve un registro de sus gastos: Calcular lo que gasta cada mes y en qué lo gasta suele ser esclarecedor. Existen muchas aplicaciones que pueden ayudarlo a dar seguimiento de sus gastos. Tal vez esto le suene desalentador (como me sucedió a mí). En ese caso, pida a alguien de su confianza que lo ayude a establecer un sistema sencillo para administrarse.
En lo que se refiere a los costos emocionales del TDAH, cuidarse y tratarse con gentileza es fundamental. He descubierto que me ayuda hablar sobre la vergüenza del TDAH en terapia y con mis seres queridos. Me da la oportunidad de reformular las ideas negativas. Por ejemplo, “soy un desastre” puede convertirse en “hoy tuve dificultad para organizarme”. Pequeños ajustes como este me ayudan a dejar de sentirme como una persona desastrosa y en su lugar sentirme como un ser humano que tuvo un día difícil.
También ayudan la atención plena (conocida en inglés como mindfulness) y el ejercicio. De igual manera, los medicamentos para el TDAH y descansar mucho. Aun así, lidiar con el costo emocional del TDAH es realmente difícil. Una vez más, el solo hecho de ponerle un nombre ayuda. Es un recordatorio de que debo estar atenta a cómo uso mi tiempo, mi dinero y mi energía emocional. Y me motiva a hacer cambios pequeños pero significativos que facilitan la vida con TDAH.
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