¿Cuándo aprenden a concentrarse los niños?
De un vistazo
A medida que crecen, los niños ponen atención por periodos de tiempo cada vez más largos.
El tiempo que los niños pueden permanecer enfocados depende de muchas cosas además de la edad.
Hay niños a los que se les dificulta concentrarse en tareas que no les interesan.
¿Cuánto tiempo debería ser capaz de poner atención un niño? La respuesta varía según el niño y no depende solo de la edad.
Los recién nacidos empiezan a enfocarse en cosas como el rostro o la voz de la persona que los cuida. Sin embargo, su foco de atención cambiará hacia cualquier sonido u objeto nuevo.
A medida que crecen aprenden a evitar las distracciones. Mejoran en cuanto a qué poner atención. También aprenden a controlar cuándo cambiar su foco de atención. Esto es lo que nos permite hacer varias tareas al mismo tiempo, como escuchar instrucciones mientras hacemos los deberes o jugamos.
Seleccionar el foco de atención, cambiarlo y mantenerlo son habilidades diferentes que los niños desarrollan con el tiempo. A continuación, cómo suelen evidenciarse estas habilidades de atención a diferentes edades:
Hasta un año: Los bebés se distraen con facilidad y se enfocan en lo más nuevo o más emocionante en la habitación.
Entre 1 y 2 años: La mayoría de los niños son inflexibles en la forma de prestar atención. Pueden enfocarse en las cosas que disfrutan, pero bloquean todo lo que sucede a su alrededor.
Entre 2 y 3 años: La mayoría de los niños pueden jugar solos durante periodos de tiempo breves. Si usted les pide que hagan algo, pueden hacerlo solo si dejan de hacer lo que están haciendo y se concentran en lo que usted les está diciendo.
Entre 3 y 4 años: La mayoría de los niños pueden cambiar su foco de atención y necesitan que se les diga menos veces que lo miren mientras usted les da instrucciones.
Entre 4 y 5 años: La mayoría de los niños pueden prestarle atención, incluso si no lo están mirando, mientras realizan otra actividad como jugar.
A partir de los 6 años: La mayoría de los niños pueden cambiar su foco de atención lo suficiente como para seguir instrucciones y rutinas. Pueden prestar atención a cosas que les interesan menos como las deberes escolares.