Cómo hablar con su hijo después de una pataleta o una crisis
Es importante hablar con su hijo después de un arrebato emocional. Pero el momento de hacerlo es clave. Estas son algunas recomendaciones sobre cómo saber cuándo su hijo está listo para hablar y cómo iniciar la conversación.
Hablar con su hijo después de que ha tenido una rabieta o una crisis puede ayudarlo a descubrir cuál fue la causa. Pero si trata de hablar demasiado pronto, su hijo se podría volver a disgustar. Y si espera demasiado, podría olvidar lo que sucedió.
Saber cuándo hablar es tan importante como saber qué decir. Su hijo podría estar experimentando muchas emociones, incluyendo sentirse afligido o avergonzado. Esto puede complicar hablar.
Siga estas recomendaciones para ayudarlo a saber cuándo su hijo está listo para hablar y qué puede decir para ayudarlo a expresarse.
1. Buscar señales de que su hijo está listo para hablar
Lo primero que puede hacer es preguntar tranquilamente y en un tono de voz que no denote enojo ni críticas: “¿Estás listo para hablar?”.
También puede buscar señales de que su hijo pudiera estar demasiado alterado para hablar:
Grita.
Camina de un lado a otro.
Su lenguaje corporal indica tensión, como la mandíbula apretada o las manos apretadas en puños.
Actúa de forma irrespetuosa.
Está bien si su hijo expresa algunas emociones. Llorar o mostrarse un poco retraído no siempre significa que su hijo no está listo para hablar. No se trata de que no muestre ninguna emoción.
El objetivo es que su hijo entienda que puede sentir emociones intensas. Y que, con su ayuda, puede aprender a regularlas y a expresar lo que siente de mejor manera.
2. Establecer un momento para hablar si su hijo no está preparado aún
Si su hijo no parece estar preparado para hablar, dígale con calma: “Parece que necesitas un poco más de tiempo. Regresaré a ver cómo estás en cinco minutos”.
Es muy importante decirle a su hijo cuándo regresará a hablar con él. Esto puede ayudarlo a utilizar el tiempo que estarán separados para tranquilizarse, en lugar de preocuparse de que usted lo abandone.
3. Aclarar las reglas para conversar con calma
Cuando su hijo parezca listo para hablar, recuérdele que estar preparado significa hablar con un tono de voz calmado y ser respetuoso.
Los niños no siempre saben o recuerdan qué es lo que esperan los adultos. Ser específicos puede ayudar a su hijo a saber cómo cumplir sus expectativas.
4. Comenzar con preguntas abiertas
Comience con preguntas abiertas, como:
“¿Cómo te sientes?”
“¿Necesites ayuda para resolver algún problema?”
“¿Hay algo que quieras compartir conmigo que tal vez yo no sepa?
A veces su hijo solo quiere que usted lo escuche, en lugar de resolver un problema.
Si a su hijo le cuesta responder, formule la pregunta de otra manera. Por ejemplo: “Parece que estás muy enojado. ¿Es así? ¿Qué te hizo enojar tanto?”.
5. Ayudar a su hijo a identificar lo que siente
Es común que los niños tengan dificultad para comunicarse, sobre todo cuando sienten emociones muy intensas. Usted puede ayudar a su hijo a identificar o nombrar sus sentimientos.
Tal vez quiera utilizar imágenes y palabras para ayudar a los niños a nombrar sus emociones. Esta herramienta gratuita se llama rueda de las emociones.
Tengan presente usted y su hijo que ningún sentimiento es malo o incorrecto. Siga empleando un lenguaje que no sea crítico. Dígale a su hijo que lo que no le gusta es su comportamiento, no él.
6. Prepararse para escuchar “no sé”
Dele tiempo a su hijo para que responda a sus preguntas. Prepárese para escuchar muchos “no sé”.
A veces los niños tienen una respuesta clara. Pero puede que a veces no sepan qué causó la rabieta. O tal vez se nieguen a hablar de lo que pasó o de cómo se sienten.
Usted le puede decir con calma: “Aquí estoy si quieras hablar de eso más tarde”.