Ansiedad social y niños que piensan y aprenden de manera diferente
De un vistazo
La ansiedad social es un tipo de ansiedad que se desencadena en niños y adultos cuando se les pide que piensen en situaciones sociales o que participen en ellas.
Las diferencias en la manera de pensar y aprender pueden jugar un papel muy importante en la ansiedad social.
Hay muchas maneras en que los padres pueden ayudar a los niños con ansiedad social.
Muchos niños tienen ansiedad social. La idea de tener que interactuar socialmente puede causar mucha ansiedad, incluso pánico.
La ansiedad social puede causar que los niños eviten incluso actividades que parecen divertidas, como las fiestas de cumpleaños. En casos en que la ansiedad social es muy intensa, puede influir en que los niños se nieguen a ir a la escuela.
Averigüe más sobre la ansiedad social, cómo pueden contribuir las diferencias en la manera de pensar y aprender a generarla y qué puede hacer usted para ayudar.
¿Qué es la ansiedad social?
El trastorno de ansiedad social es un tipo específico de ansiedad que se puede desencadenar en niños y adultos cuando se les pide que piensen en situaciones sociales o participen en ellas. Va mucho más allá de la timidez. Es un temor intenso que puede dificultar hacer amistades y disfrutar la compañía de otras personas.
La ansiedad social se parece al temor que sienten los niños pequeños al alejarse de sus cuidadores (ansiedad por separación). La ansiedad social en niños mayores y adultos es similar: Si salgo de casa algo peligroso podría ocurrir. Si hablo con esa persona, las cosas terminarán mal.
Los niños que tienen este tipo de ansiedad temen ser criticados en situaciones sociales. Al preocuparse de cometer errores al socializar, es posible que eviten ir a lugares donde podrían aprender reglas sociales o practicar cómo interactuar con otros. A su vez, esa falta de práctica contribuye a que quieran evitar las situaciones sociales.
La relación con las diferencias en la manera de pensar y aprender
Los niños que piensan y aprenden de manera diferente pueden tener dificultad con las interacciones sociales no estructuradas. Puede que los confundan las palabras que utilizan las personas. Tal vez malinterpreten el lenguaje corporal u otras señales sociales sutiles.
Como resultado, se sienten ansiosos y se alejan de la situación. Esto es ansiedad social, pero ocasionada o empeorada por las diferencias en la manera de pensar y aprender subyacentes.
Estos son dos ejemplos:
Un niño con TDAH dice algo inapropiado durante una fiesta de cumpleaños. La reacción negativa de sus amigos causa que el niño evite ir a otras fiestas en el futuro.
Un niño con dislexia pide ir al baño para evitar tener que leer en voz alta en clase. Abandonar el aula puede reforzar el temor a leer en voz alta. Y no estar presente cuando el maestro explica algo puede causarle ansiedad cuando tenga que contribuir a la discusión del libro en clase.
Estrategias para ayudar a su hijo con ansiedad social
Los niños con ansiedad social suelen preferir quedarse en lugares donde se sienten cómodos y en compañía de personas que conocen bien.
Su labor no es asegurarse de que los niños nunca experimenten situaciones sociales en las que podrían sentirse ansiosos. Se trata de darles apoyo, ayudarlos a manejar sus miedos y neutralizar sus pensamientos negativos.
Estas son algunas recomendaciones:
Averigüe por qué su hijo está preocupado. Intente averiguar detalles específicos. Pregúntele cosas como: “¿Qué es lo peor que podría pasar en la fiesta? ¿Hay alguna persona en particular con la que te preocupa encontrarte?”. Cuanto mejor entienda las preocupaciones sociales de su hijo, más podrá ayudarlo a desarrollar un plan.
Piense en maneras de lograr que su hijo “salga a escena”. Por ejemplo, si usted sabe que le preocupa tener que hablar en clase, pida al maestro que envíe la pregunta a casa para que su hijo pueda ensayar la respuesta o grabarla en video.
Desarrolle “refuerzos” sociales. Cuando su hijo asista a una fiesta o a una actividad nueva, intente que vaya con un amigo. En el caso de proyectos escolares, pregunte al maestro si puede juntar a su hijo con un compañero que sea amigable. Tener un compañero puede ayudarlo a percibir los eventos de manera menos amenazante.
Haga un plan para la hora del almuerzo y los recreos. Colabore con los maestros y el personal escolar para ayudar a su hijo a manejar la ansiedad social durante los momentos del día que son menos estructurados, como el almuerzo y el recreo.
Haga un plan para los dolores de cabeza y de estómago. Tenga presente que quejarse de dolores físicos puede ser la manera en que su hijo evita algo que lo atemoriza. Pida detalles para que pueda ayudarlo a idear estrategias.
Por ejemplo, usted podría preguntar: “¿Qué te puede ayudar a que te sientas mejor ahora?”. Después, establezca límites firmes: “No puedes quedarte en casa sin ir a la escuela, a menos que tengas fiebre”.
No acepte irse temprano. Si su hijo se siente muy ansioso en una situación social, piensen en estrategias. Pero no acceda a irse a casa. Irse no lo ayudará a lidiar con la situación la próxima vez. Aceptar que se siente aparte y se limite a observar es mejor que irse.
Considere buscar la ayuda de un terapeuta. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a los niños a “sustituir” pensamientos negativos por otros que ayuden a reducir la ansiedad social.
Averigüe cuándo y cómo intervenir en los problemas sociales en la escuela. Descargue un registro de ansiedad para buscar patrones en el comportamiento de su hijo y encontrar estrategias para ayudarlo.
Puntos clave
La ansiedad social puede ser la razón principal por la cual los niños se niegan a ir a la escuela o participar en juegos.
Usted puede ayudar a su hijo a desarrollar estrategias para socializar de manera positiva.
Cuanto mejor entienda las preocupaciones sociales de su hijo, más podrá ayudarlo a desarrollar un plan para salir adelante.