Mi hijo que está en primer grado es muy desorganizado y olvidadizo. ¿Es demasiado pequeño para preocuparme?
Mi hijo que está en primer grado es muy desorganizado y olvidadizo. Su escritorio es un desastre y pierde cosas muy a menudo. ¿Es demasiado pequeño para que me preocupe?
Veinte años atrás, jamás me hicieron este tipo de preguntas. Si me las hubieran hecho, habría contestado: “¡No se preocupe, apenas está en primer grado!”. Y aunque tener un escritorio desordenado a esa edad no es usualmente motivo de preocupación, el mundo ha cambiado desde entonces.
La respuesta corta es que muchos estudiantes de primer grado aún no han adquirido la habilidad de organizarse y mantener el orden. Es alrededor de tercer grado cuando los niños suelen ser capaces de mantener sus escritorios limpios y saber dónde están sus cosas.
No obstante, es cierto que en la actualidad los salones de primer grado requieren que los niños sean mucho más organizados. Y los padres se han vuelto más conscientes de lo importante que es ser organizado
En preescolar y en los primeros grados de primaria, son las familias y maestros los que ayudan a desarrollar las habilidades organizativas. Lo hacen fijando límites y dando indicaciones claras de cómo comportarse.
Por ejemplo, los maestros podrían decir: “Colgamos nuestros abrigos al llegar a clase en la mañana”. En casa usted podría decir: “Necesitas llevar tu plato al fregadero al terminar de cenar”.
También existen otras maneras de desarrollar las habilidades organizativas a esa edad. Por ejemplo, los niños pueden guardar tareas y papeles en carpetas de diferentes colores que tengan compartimientos y así mantener ordenado su escritorio. En la casa pueden guardar sus pertenencias en estantes y cajas debidamente identificadas.
Tener rutinas diarias permite que los niños sepan qué se espera de ellos. Usted puede ayudar a que se organicen creando un calendario familiar de los quehaceres domésticos, eventos y actividades. Además lo ayudará a despejar su casa de cosas innecesarias.
Observe cómo su hijo responde a estos cambios. Si hacia el final de segundo grado su capacidad para organizarse no ha mejorado, esté atento a conductas relacionadas.
Por ejemplo, ¿su hijo es demasiado impulsivo? ¿Tiene dificultad para seguir instrucciones de varios pasos? Es recomendable que averigüe lo que está observando el maestro en el aula.
Como mencioné anteriormente, tener un escritorio desordenado en primer grado no suele ser motivo de preocupación. Pero si la desorganización de su hijo persiste, usted estará preparado para proporcionarle la mejor ayuda.