Cómo las dificultades sensoriales afectan el movimiento
Las dificultades del procesamiento sensorial pueden involucrar otros sentidos además de la vista, el olfato, la audición, el gusto y el tacto. Descubra cómo pueden afectar el equilibrio y la fuerza.
De un vistazo
Existen más de cinco sentidos.
Algunos sentidos menos conocidos afectan el movimiento.
Los niños que tienen dificultades del procesamiento sensorial pueden tener problemas con estos sentidos.
A los niños con dificultades del procesamiento sensorial les cuesta procesar la información que reciben a través de los sentidos. Esto incluye los cinco sentidos en los que solemos pensar: la vista, el olfato, la audición, el gusto y el tacto. Pero también incluye otros tres sentidos con los que también pueden tener problemas.
Uno de estos sentidos, llamado propiocepción, controla la conciencia corporal. Permite saber dónde están las partes del cuerpo y qué están haciendo. Por ejemplo, intente levantar la mano como si fuera a responder una pregunta. Usted sabe que su brazo está sobre su cabeza y no enfrente de usted, aunque no pueda verlo.
Otro sentido controla el equilibrio y la conciencia espacial. Se llama sentido vestibular. Nos permite saber dónde se encuentra nuestro cuerpo en el espacio y a mantenernos estables y erguidos. Cuando los niños no procesan esta información podrían sentirse desequilibrados y sin control.
También hay un sentido llamado interocepción, el cual nos permite entender y sentir qué sucede en nuestro cuerpo. A los niños que tienen dificultad con este sentido les cuesta saber si tienen hambre, si han comido suficiente, si tienen frío, calor o sed. Tampoco saben si necesitan ir al baño.
Conozca cuatro maneras comunes en las que las dificultades sensoriales pueden afectar el movimiento en niños.
1. Puede que se mueven de forma extraña o torpe
Actividades como correr o subir y bajar las escaleras pueden ser complicadas para los niños que no tienen una conciencia clara de sus movimientos. Puede que se muevan con lentitud o que eviten actividades demasiado exigentes.
2. Tal vez no sepan medir su fuerza
Imagine que usted abre el refrigerador para sacar un envase de leche que cree que está lleno, pero que en realidad está vacío. Puede que alce el envase bruscamente, o se le caiga porque usó más fuerza muscular de la necesaria.
Las dificultades sensoriales pueden dificultar medir la fuerza que se requiere utilizar en todo tipo de tareas. Los niños podrían romper la punta del lápiz porque presionan demasiado al escribir. O podrían rasgar una página, cuando querían pasar a la siguiente. O dar abrazos demasiados apretados.
3. Puede que les desagraden actividades físicas que son divertidas para otros niños
Por ejemplo, podrían sentirse inseguros en los columpios porque no reciben la señal sensorial que les indica que están sentados de manera segura. El movimiento del columpio podría asustarlos.
4. Podrían estar moviéndose constantemente, chocar con cosas o parecer fuera de control
Algunos niños no reciben suficiente información de su sistema sensorial. Podrían buscar más actividad y hacer cosas arriesgadas.
Al caminar por un pasillo, podrían chocar contra la pared a propósito para sentirse más afianzados. Por la misma razón, podrían patear debajo del escritorio. En el aula puede que corran en lugar de caminar y tropezar a menudo con sus compañeros.
Las dificultades sensoriales también pueden afectar el movimiento de otras maneras. Si a los niños no les gusta tocar cosas, puede que eviten jugar con objetos y manipularlos. Esto puede retrasar el desarrollo de las habilidades motrices finas y gruesas.
Existen muchas maneras de ayudar con las dificultades sensoriales. Conozca sobre la terapia ocupacional. Revise estrategias que puede utilizar en la casa. Lea recomendaciones para manejar las crisis sensoriales.
Puntos clave
Uno de nuestros sentidos controla el equilibrio y la conciencia espacial.
Es posible que los niños con dificultades sensoriales no sepan medir su fuerza.
Podrían chocar contra cosas o personas porque buscan más actividad.