Cómo los maestros pueden iniciar la conversación con las familias
Como educador, usted sabe lo importante que es colaborar con las familias. Sin embargo, cuando llega el momento de hablar sobre algún asunto específico acerca de un estudiante, puede que sea difícil saber cómo empezar. ¿Cómo plantearlo? Hay algunas cosas que es importante tener en cuenta:
Ser preciso.
Ser específico.
Dar información y ejemplos.
Hacer preguntas.
Escuchar y seguir indagando con más preguntas.
Recuerde que estas conversaciones pueden ser igual de difíciles para las familias. Si bien es posible que sea la primera vez que usted habla del comportamiento o del rendimiento académico, puede que no sea la primera vez que los padres o cuidadores lo escuchan.
Es posible que los miembros de la familia lo interpreten como un reproche o que se espera que ellos corrijan el problema. Puede que desconfíen por haber tenido experiencias negativas en otras escuelas. También puede que existan diferencias culturales y que las familias no estén acostumbradas a tener este tipo de conversaciones con los maestros.
No existe una manera correcta de relacionarse con las familias. Sin embargo, hay maneras de lograr que la conversación sea lo más colaborativa y productiva posible. A continuación encontrará una guía para tener estas conversaciones con las familias.
Solicitar una cita
Ya sea por teléfono, correo electrónico o en persona, comience por presentarse. Pregunte si se está comunicando con la persona indicada. (Asegúrese de que está utilizando el apellido correcto. A veces los estudiantes no tienen el mismo apellido que los padres o cuidadores). Por ejemplo, usted podría decir: “Hola. Mi nombre es Luis Morales. Soy el maestro de Silvia. ¿Estoy hablando con [nombre de la persona]? Después, utilice algunas de las siguientes frases:
[Nombre del estudiante] se encuentra bien. Solo quería saber si me podía conceder unos minutos de su tiempo.
No es ninguna emergencia. Me preguntaba si podría hablar con usted sobre algunas dificultades que he estado observando últimamente.
¿Tiene unos minutos para hablar ahora? ¿O dígame cuándo es más conveniente para usted?
Iniciar la conversación
La manera en que se inicia una conversación determina el tono de lo que seguirá a continuación. Por eso es fundamental empezar la conversación de forma calmada, respetuosa y tranquilizadora.
Gracias por hablar conmigo.
Me gustaría informarle de algo que he observado durante [la clase de/momento del día] para conocer su opinión al respecto.
Acudo a usted para que me ayude a entender mejor algunos desafíos que he observado en [nombre del estudiante] con...
Intercambiar información
A medida que usted describe lo que ha observado, mencione el contexto, sea directo y proporcione ejemplos específicos de las dificultades académicas o de conducta que ha observado. Explique cualquier medida que haya tomado para abordar la situación. Utilice frases como:
Hoy, durante [la clase de/momento del día] noté que [nombre del estudiante] tenía dificultades con [comportamiento/habilidad]. En el momento, lo manejamos de la siguiente manera...
Recientemente, he estado notando en clase que [nombre del estudiante] está [describa el problema]. He probado algunas estrategias para darle más apoyo, como por ejemplo [describa las estrategias específicas que ha usado y el resultado].
He observado un cambio en el comportamiento/progreso/motivación/habilidad de [nombre del estudiante] desde [periodo de tiempo]. Anteriormente [describa lo que iba bien] y ahora [describa lo que cambió].
Obtener información
Es posible que los padres o cuidadores hayan notado algo similar (o diferente) en la casa. Pídales información. Al hacerlo está invitándolos a que participen en la conversación de manera igualitaria. Sus observaciones son muy útiles porque son ellos quienes mejor conocen al estudiante. Continúe la conversación con preguntas como:
¿Usted ha notado esto en la casa?
¿Usted y su hijo han hablado sobre esto? ¿Le importaría decirme cómo [nombre del estudiante] describe la situación?
¿Hay observado alguna otra cosa en la casa que crea que podría estar relacionado con esto?
¿[Nombre del estudiante] ha tenido antes esta dificultad? ¿Podría decirme qué ayudó a mejorar la situación?
Solicitar ayuda
Pida ayuda a la familia de una manera abierta en la que no imponga su punto de vista. Deje claro que no está culpándolos ni pidiéndolos que "resuelvan" el problema. Enfóquese en encontrar soluciones juntos. Utilice frases como:
¿Qué opina de la situación?
¿Hay cosas que hace en la casa que podrían funcionar en la escuela?
¿Hay cosas que usted sabe que no saldrán bien y que yo debería evitar?
¿Hay algún maestro que conoce/se lleva bien con su hijo con quien me recomienda hablar?
Finalizar la conversación
Antes de finalizar la conversación, explique con claridad cuáles serán los siguientes pasos. Esto es especialmente importante si se reunirán en persona o pedirá consejo a otros miembros del equipo.
Deje la puerta abierta para futuras comunicaciones y termine la conversación de manera honesta. Por ejemplo, no diga: "Esta ha sido una conversación excelente" si en realidad no salió de la manera que usted esperaba. En su lugar, diga algo como: “Sé que fue difícil hablar de esto. Agradezco su aporte". Utilice frases como:
Gracias por el tiempo que ha dedicado a hablar conmigo. Como acordamos, voy a [confirme los próximos pasos que hayan acordado].
Me alegra que podamos colaborar para ayudar a [nombre del estudiante]. Entonces, en la casa usted [resuma las estrategias que hayan discutido] y en la escuela yo voy a [resuma lo que hará].
Considero que este fue un buen comienzo. Hablaré con [nombre de cualquier miembro adicional del personal] y acordaremos una cita para continuar esta conversación.
Muchas gracias por su tiempo. Por favor, no dude en contactarme si se le ocurre alguna otra cosa.
Tener este tipo de conversaciones respetuosas es una de las manera en la que usted puede darle confianza a las familias. Conozca cómo puede facilitar que las familias hispanas se sientan escuchadas en la escuela.