7 ideas para usar recompensas y consecuencias
No es fácil mantener motivados a los niños. Un sistema de recompensas y consecuencias puede ser justo el estímulo que su hijo necesita. Estas son algunas ideas para implementar este sistema.
Entender las recompensas
Una recompensa no es un soborno. Es algo que su hijo ha ganado por hacer de forma correcta lo que usted le pidió. Trate de utilizar recompensas tangibles e intangibles.
Las recompensas tangibles incluyen pegatinas o calcomanías, juguetes pequeños, golosinas, privilegios (como mirar televisión), elegir la comida para la cena o ganar puntos para obtener un regalo especial.
Las recompensas intangibles incluyen palabras de agradecimiento y reconocimiento: “Me gustó mucho cómo escuchaste a Sara hoy. Actuaste como un buen amigo”. Tenga cuidado de no halagarlo en exceso. Los niños se dan cuenta de la diferencia entre un halago sincero y uno exagerado.
Permitir que su hijo opine
Dar a su hijo la oportunidad de opinar sobre el premio que recibe puede hacerlo más atractivo. Considere crear un “menú” de recompensas. Si su hijo parece haber perdido la motivación después de un par de semanas, cambie el premio. Sin embargo, asegúrese de hablarlo antes con él.
Ser específico
Algunos niños tienen problemas para entender el “porqué”, el “qué” y el “cuándo” en sus peticiones. Otros podrían estar muy distraídos o activos para prestarle atención. Podría ser de ayuda conectar sus indicaciones con una recompensa si cumple con la tarea.
Explique con claridad lo que espera. “Si quieres jugar en la mañana, necesitas desayunar, lavarte los dientes y estar vestido antes de las 8:00”. Puede reforzar sus expectativas con una lista por escrito.
Repita con calma y cuantas veces sea necesario. Use oraciones con “cuando, entonces”: “Cuando termines de poner la mesa, entonces podrás ir a jugar”.
Entender las consecuencias
Las consecuencias no son castigos, aunque a veces puedan parecerlo. Son una buena manera de que su hijo entienda que hay resultados naturales en la vida. Este conocimiento puede ayudarlo a estructurar y organizar su comportamiento.
En la mayoría de los casos, una consecuencia debería significar simplemente retener una recompensa previamente acordada. Por ejemplo: Usted acordó que su hijo podía conversar con un amigo después leer durante 20 minutos. El resultado de no practicar la lectura será que no puede hablar con su amigo.
Utilizar las consecuencias apropiadamente
Cumpla la consecuencia tan pronto como vea que su hijo no ha completado una tarea a tiempo o de la manera acordada. Cuanto más se demore en implementarla, menos probable será que su hijo conecte su conducta con la consecuencia.
No se sobrepase. Tal vez quiera quitar todos los privilegios de su hijo por una semana entera, pero las consecuencias prolongadas pueden perder su poder y significado.
Evite ser demasiado crítico. Deje que la consecuencia haga su trabajo. Le recordará a su hijo lo que podría haber sido la recompensa.
Use también consecuencias positivas. Trate de “capturar” a su hijo portándose bien. La atención positiva puede promover que se repita su buen comportamiento.
Considere usar una tabla de conducta
Haga una tabla para dar seguimiento a los comportamientos que le gustaría ver en su hijo:
En la parte superior de la tabla anote los días de la semana. En el lado izquierdo haga una columna para anotar las conductas o tareas que observará.
Cada vez que su hijo muestre una conducta apropiada o complete una tarea, ponga una calcomanía en la casilla del día que corresponda.
Para algunos niños las calcomanías son suficiente recompensa. También puede probar usar estas pegatinas como “puntos” que su hijo puede canjear por juguetes, salidas o privilegios.
Sincronice los sistemas de la casa y la escuela
Considere hablar con el maestro de su hijo sobre la creación de un sistema para implementar en la casa y en la escuela. Sea lo más consistente posible con ambos sistemas de recompensas y consecuencias. Esto puede aumentar la probabilidad de que funcione.